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El divorcio del año
🪐 EE.UU. prohíbe la entrada al país a ciudadanos de 12 países, Xi Jinping y Trump hablan por teléfono durante una hora y media y balean a un candidato opositor en Colombia.

Desde nuestra órbita, una mirada al mundo.
El 9 de junio del 411 a.C., un pequeño grupo de oligarcas, conocido como Los Cuatrocientos, derrocó al gobierno democrático de Atenas. Estaban profundamente descontentos con el sistema político ateniense, así como con la gestión de las finanzas y de la política exterior. Sin embargo, su gobierno duró poco: un movimiento llamado Los Cinco Mil aprovechó las divisiones internas para expulsarlos y restaurar un orden más amplio. Esta semana, con la disputa abierta entre Trump y Musk, el gobierno de Estados Unidos expuso sus propias fisuras. De esto hablaremos en el eje central.
Hoy, además, vamos a contarte:
Estados Unidos le prohíbe la entrada al país a ciudadanos de 12 países;
Xi Jinping y Trump hablan por teléfono durante una hora y media;
Balean a un candidato opositor en Colombia;
Y mucho más.
Vas a informarte sobre todo esto en menos de 10 minutos.
VUELTA AL MUNDO

🇺🇦 🇷🇺 Mientras siguen las negociaciones de paz, la guerra se intensifica con las fuerzas rusas avanzando sobre nuevas zonas en Ucrania. Rusia ya bombardeó Kiev, pero Estados Unidos cree que fue solo el comienzo de una operación mayor en represalia al ataque de drones ucraniano.
🇨🇳 🇺🇸 Trump y Xi Jinping mantuvieron una llamada de 90 minutos, la primera desde que el republicano volvió al poder. Acordaron continuar las negociaciones comerciales y resolver diferencias sobre minerales raros, clave para la industria tecnológica. Sus equipos negociadores se reunirán en Londres el próximo lunes.
🇮🇱 🇵🇸 Netanyahu reconoció que Israel entregó armas a grupos rivales de Hamás en la Franja de Gaza. Los clanes palestinos, con unos 100 combatientes, controlan rutas, y establecieron campamentos. La estrategia busca desestabilizar a Hamás desde dentro.
🇺🇸 Trump prohíbe la entrada a Estados Unidos a ciudadanos de 12 países. Los países restringidos son Afganistán, Birmania, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. La medida, similar a la que ya había impuesto en su primer mandato, se ampara en razones de seguridad nacional.
🌐 Los líderes de la OTAN acordaron su expansión militar más ambiciosa desde la Guerra Fría. Los países buscarán quintuplicar su presupuesto en defensa aérea, destinar 5% del PBI al gasto militar y desplegar 300.000 soldados en 30 días en su flanco oriental.
GRAVITANDO EN AMÉRICA LATINA

🇨🇴 Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial y principal figura de la oposición, sufrió un atentado. Uribe fue baleado en un acto de campaña y se encuentra en estado delicado. El presidente Petro aseguró que pondrán todos los recursos necesarios para encontrar a los autores intelectuales.
🇦🇷 Javier Milei inició su gira internacional por Europa e Israel. Firmó un acuerdo con Meloni para que YPF exporte gas natural y mantuvo su primera audiencia con el papa León XIV, quien confirmó que visitará Argentina. En Madrid, se reunió con Edmundo González, y hoy se encuentra en Niza para una reunión bilateral con Macron.
🇪🇨 Ecuador aprobó una reforma que amplía los poderes del Ejecutivo para combatir el crimen organizado. La ley habilita indultos a policías y militares, endurece penas por robo de combustible y limita la prisión preventiva para fuerzas de seguridad investigadas.
EJE CENTRAL
Fin de un romance: Musk rompe con Trump

En unos pocos segundos…
Ruptura entre Musk y Trump revela una grieta de fondo: Lo que parecía una alianza estratégica estalla en un conflicto personal e ideológico. Musk se aleja del aparato de Trump y propone una alternativa política propia, marcando el choque entre dos visiones de poder: la élite tecnológica globalista vs. el nacionalismo conservador.
Impacto en el sistema político de EE.UU.: El posible lanzamiento de un “Partido de Estados Unidos” por Musk amenaza el orden bipartidista estadounidense y genera tensiones internas en el Partido Republicano. Aunque por ahora poco probable, si Musk logra articular un nuevo polo político con libertarios, tecnólogos y centristas desencantados, podría erosionar el liderazgo de Trump.
Alcance global y regional de la disputa: El conflicto trasciende EE.UU.: altera mercados globales, activa reacciones geopolíticas (UE y Rusia), y plantea dilemas a aliados como Javier Milei. La fractura entre tecno-libertarios y nacionalistas conservadores se perfila como un eje en los partidos de derecha.
¿Qué pasó?
La alianza entre Donald Trump y Elon Musk, que alguna vez pareció indestructible, estalló por los aires. La semana pasada, Musk renunció como asesor especial del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una oficina creada por Trump para achicar el Estado. Durante su gestión, Musk recortó miles de empleos públicos, cerró la USAID y eliminó múltiples subsidios federales.
Pero la relación ya venía desgastada: desde abril, Musk criticaba abiertamente al equipo económico de Trump, especialmente al asesor Peter Navarro, a quien llamó “imbécil”. Luego protagonizó un altercado físico con el Secretario del Tesoro, Scott Bessent, y finalmente anunció su alejamiento de Washington para “concentrarse en sus empresas”.
El jueves, Trump dijo sentirse "decepcionado" y el viernes lo remató: “no tengo interés en hablar con Musk”, a quien calificó como “drogadicto empedernido”. Además, pidió investigar sus contratos con el Estado. Musk respondió en X insinuando que Trump tuvo vínculos con Jeffrey Epstein, acusado de pedofilia, aunque luego borró el posteo.
El conflicto escaló cuando Stephen Bannon, uno de los principales ideólogos del trumpismo, llamó a Musk “comunista retrasado” y sugirió su deportación. Elon no se quedó atrás: propuso crear un tercer partido, el “Partido de Estados Unidos”, y empezó a articular una agenda propia, más cercana a su visión tecnolibertaria que al populismo conservador de Trump.
¿Por qué es importante?
• Tensión entre el poder político tradicional y los nuevos oligarcas tecnológicos: La ruptura entre Musk y Trump expone las diferencias profundas entre los “tecno-utópicos”, que impulsan la innovación disruptiva y un mercado con menos regulaciones desde Silicon Valley, y los “industrialistas nativistas” del ala dura del movimiento MAGA, que priorizan la producción local, las tarifas y una identidad cultural. Una vez derrotado el enemigo común que los unía, el Partido Demócrata acusado de “woke” y defensor de la Agenda 2030, ya no quedó nada que los haga mantenerse juntos. Trump, el outsider devenido establishment, enfrenta ahora a un actor incluso más disruptivo que él, con un pie clave en las redes sociales, la inteligencia artificial, la defensa y el transporte. Una lucha por el poder y la influencia.
• Tensión en el Partido Republicano y el sistema bipartidista estadounidense: El anuncio de Musk de un posible “Partido de Estados Unidos” activa alarmas en el establishment republicano. Su entrada en política, con recursos casi ilimitados, podría dividir el voto conservador, atraer a sectores independientes y forzar una reconfiguración de alianzas internas.
• El mercado reacciona: El quiebre impactó en Tesla y anticipa tensiones entre el ecosistema tecnológico y el Estado. Las acciones de Tesla cayeron un 14% en medio del conflicto, y se teme una ofensiva política contra sus contratos estatales. La pelea también enciende alertas sobre el rol futuro de las big tech en contratos de defensa, infraestructura y energía.
¿Cómo impacta?
A nivel global: La ruptura no pasó desapercibida: Putin ofreció asilo político a Elon Musk, en una jugada provocadora que busca fracturar aún más al liderazgo estadounidense. Simultáneamente, el portavoz de la Unión Europea declaró que “Europa siempre será un hogar para el talento”, en lo que fue leído como una invitación velada a cruzar el Atlántico. Además, el efecto fue inmediato en los mercados: la caída de Tesla arrastró al índice Nasdaq, generando volatilidad global en sectores vinculados a electromovilidad, IA y tecnología espacial. Lo que hace Musk no solo sacude la política, también mueve el capital internacional.
En América Latina y Argentina: La pelea plantea un dilema especialmente incómodo para Javier Milei, aliado ideológico de ambos. Su vínculo con Trump ha sido central en su estrategia de posicionamiento exterior, pero también ha apostado fuerte a una alianza tecnológica con Musk, incluyendo proyectos en inteligencia artificial y minería del litio. Es inevitable –y lógico– que Milei se distancie de Musk, aunque resta por verse si de forma explícita o sutil.
¿Cómo sigue?
• Trump amenazó con revisar los contratos estatales de Musk, lo que parece poco probable dada la alta dependencia de SpaceX y Starlink en materia espacial y de defensa.
• Los últimos posteos de Elon Musk en X parecen indicar una intención de desescalar. No obstante, su impredecible personalidad y su búsqueda constante de centralidad pueden provocar una nueva chispa.
Nuestra mirada en Órbita:
Esta fractura tiene dos dimensiones inseparables. La primera, la humana, enfrenta a dos figuras volcánicas, de búsqueda constante de centralidad, dueñas de un voluntarismo que casi no reconoce límites. La segunda, ideológica, entre el proyecto tecno-libertario de Musk versus el populismo nativista que impulsan figuras como Steve Bannon. Es el choque entre un orden global desregulado y meritocrático, frente a uno nacionalista, proteccionista y culturalmente conservador.
Trump intentó posicionarse por encima de esta contradicción. Su elección de J.D. Vance —criado entre white trash, formado en la Ivy League y entrenado en Silicon Valley— fue un intento de conciliación. Pero la distancia entre los bandos es estructural. Los neoliberales tecnológicos reclaman un entorno abierto, competitivo y receptivo al talento global. Los nativistas, en cambio, exigen menos inmigración, más industria local y resguardo frente a la competencia internacional. En lo programático, Trump ya tomó partido: se inclinó hacia los segundos.
Su aparente ruptura marca el fin de una alianza táctica basada más en el oportunismo que en una visión compartida del mundo. Las grandes tecnológicas han dejado de ser simples proveedoras del Estado para convertirse en actores capaces de enfrentarlo y competir con él abiertamente. Así como el surgimiento de la burguesía impulsó la Revolución Francesa en busca de un Estado que garantizara derechos más allá del origen social, el ascenso de esta nueva élite tecnológica, con un capital casi ilimitado, también traerá consecuencias inevitables para el Estado.
En el corazón de esta tensión está el modelo de poder que cada uno defiende: por un lado, una élite tecnológica que imagina un orden global desregulado, basado en la innovación, el mercado y la supremacía individual sobre el Estado; por el otro, un nacionalismo que busca replegarse sobre los valores tradicionales, reforzar las fronteras y restaurar la soberanía estatal frente a las fuerzas globalizadoras. En Argentina, esa disputa parece haberse adelantado al resto del mundo. Pero parece ser un clivaje que llegó para quedarse.
FUERA DE ORBITA
Ópera, poder blando y propaganda

Durante décadas, mientras los ejércitos rusos invadían Europa, los teatros europeos vibraban con Tchaikovsky, Prokofiev y las voces de sopranos glamorosas y directores fervorosos. Aún tras la anexión de Crimea en 2014, el ballet y la ópera rusa mantuvieron su trono en la alta cultura occidental. Todo cambió en 2022, con la invasión a Ucrania: Europa canceló conciertos, vetó obras emblemáticas como El Cascanueces, y bloqueó a figuras cercanas a Putin. Tres años después, los artistas rusos regresan silenciosamente a los escenarios. Para Moscú, no es sólo una gira: es una estrategia de poder blando para romper el aislamiento global. El Kremlin apuesta a que la cultura —la más refinada— vuelva a abrirle las puertas que la política le cerró. Ucrania y la UE, mientras tanto, sostienen que recibir artistas rusos hoy equivale a habilitar operaciones de desinformación y normalización simbólica de la guerra. El ministro de Cultura ucraniano lo dijo sin rodeos: "Es muy riesgoso reintegrar la cultura rusa mientras la invasión sigue". Para Bruselas, los escenarios europeos no deben servir a quienes apoyan la agresión. La tensión crece en un contexto en el que se discute el futuro de la guerra. ¿Europa cultural suaviza su postura en nombre del arte o ante el pragmatismo geopolítico? Para Kiev, es una traición. Para Moscú, una victoria silenciosa.
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